La Soja en Argentina:
Un debate impostergable
Las distintas posturas del debate
sobre la producción de soja conforman un escenario en el cual diversos actores
se posicionan en función de sus concepciones e intereses. Aquello que torna
esta discusión dramáticamente apasionada es que se trata de algo tan vital como
la alimentación, en un país que combina récords históricos de población con
hambre, con récords en la producción primaria. Pese a las distintas miradas y
posiciones, existe un punto en donde tanto los apologistas de la soja
transgénica como sus detractores estarían de acuerdo.
En palabras del llamado "rey
de la soja" (el empresario Gustavo Grobocopatel), "(...) Yo soy un
sin tierra.... cualquiera con una buena idea y managment puede sembrar".
Por el lado de los sectores críticos, cada vez es más utilizado el concepto de
"agricultura sin agricultores", para señalar que es intrínseco al
modelo sojero la expulsión de productores y que es su característica volver
obsoleto los saberes de los agricultores. Ambos argumentos ponen en evidencia
que se está produciendo una gran transformación, una verdadera revolución
capitalista agraria en el marco de la globalización, (de la que empresarios
como Grobocopatel y multinacionales como Monsanto son protagonistas estelares),
en la cual el control del capital financiero, la tecnología de producción y
comercialización, y el acceso al mercado mundial, desplazan como ejes del
modelo a la propiedad de la tierra (sea de los viejos terratenientes, de los
pequeños chacareros, o de las comunidades ancestrales), los saberes y
tecnologías tradicionales, las propiedades eco agrológicas y sociales
originales de las distintas regiones.
Pero mientras para unos, esta
revolución agrícola (“estamos cambiando 5000 años de historia de la
agricultura, al pasar de la labranza de la tierra, a la siembra directa”,
afirma categóricamente Víctor Trucco, ex presidente de la AAPRESID) consiste en
un negocio privado que, aseguran, beneficia al país en su conjunto y lo coloca
como líder mundial en la “lucha contra el hambre” ( y sólo elimina a los
productores "ineficientes"), para otros sectores de la sociedad este
modelo de agricultura, agrede irreparablemente a la naturaleza, expulsa
población del campo y aumenta la exclusión y el hambre en la ciudad.
Esta suerte de polarización en
las posiciones -que tiende bien a endiosar, bien a demonizar a la soja- da
cuenta de que el problema no está en las características de una leguminosa, ni
tampoco en la investigación biotecnológica, sino en las relaciones de poder
sociales, económicas e institucionales, que están "por detrás". Por
esto, el problema de "soja si / soja no" implica el debate acerca de
qué tipo de producción de alimentos, de usos de la tierra y ocupación del
territorio, y qué modelo productivo y de sociedad queremos los argentinos. Este
DOSSIER intenta mostrar algunos de los diversos y encontrados enfoques que
alimentan este debate.
(...) En este escenario, al cabo
de un período de tiempo indeterminado, el stock de recursos naturales, sufrirá
una degradación (posiblemente irreversible), tanto en cantidad como en calidad,
especialmente en los ecosistemas más frágiles. En estos momentos están
disponibles y plenamente validados a nivel de campo, planteos productivos cuyos
resultados superan a los que predominan actualmente, tanto desde el punto de
vista medio ambiental, como de la rentabilidad. Estos planteos han sido
adoptados por productores que han decidido priorizar la rentabilidad
sustentable en el mediano plazo.
Fuente: “El INTA ante la
preocupación por la sustentabilidad de largo plazo de la producción
agropecuaria argentina”,. INTA, 4 de Diciembre de 2003.
http://www.inti.gob.ar/sabercomo/sc16/inti4.php
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