miércoles, 19 de noviembre de 2014

ANALIZAMOS ARTÍCULOS


 

La Soja en Argentina:

Un debate impostergable

Las distintas posturas del debate sobre la producción de soja conforman un escenario en el cual diversos actores se posicionan en función de sus concepciones e intereses. Aquello que torna esta discusión dramáticamente apasionada es que se trata de algo tan vital como la alimentación, en un país que combina récords históricos de población con hambre, con récords en la producción primaria. Pese a las distintas miradas y posiciones, existe un punto en donde tanto los apologistas de la soja transgénica como sus detractores estarían de acuerdo.

En palabras del llamado "rey de la soja" (el empresario Gustavo Grobocopatel), "(...) Yo soy un sin tierra.... cualquiera con una buena idea y managment puede sembrar". Por el lado de los sectores críticos, cada vez es más utilizado el concepto de "agricultura sin agricultores", para señalar que es intrínseco al modelo sojero la expulsión de productores y que es su característica volver obsoleto los saberes de los agricultores. Ambos argumentos ponen en evidencia que se está produciendo una gran transformación, una verdadera revolución capitalista agraria en el marco de la globalización, (de la que empresarios como Grobocopatel y multinacionales como Monsanto son protagonistas estelares), en la cual el control del capital financiero, la tecnología de producción y comercialización, y el acceso al mercado mundial, desplazan como ejes del modelo a la propiedad de la tierra (sea de los viejos terratenientes, de los pequeños chacareros, o de las comunidades ancestrales), los saberes y tecnologías tradicionales, las propiedades eco agrológicas y sociales originales de las distintas regiones.

Pero mientras para unos, esta revolución agrícola (“estamos cambiando 5000 años de historia de la agricultura, al pasar de la labranza de la tierra, a la siembra directa”, afirma categóricamente Víctor Trucco, ex presidente de la AAPRESID) consiste en un negocio privado que, aseguran, beneficia al país en su conjunto y lo coloca como líder mundial en la “lucha contra el hambre” ( y sólo elimina a los productores "ineficientes"), para otros sectores de la sociedad este modelo de agricultura, agrede irreparablemente a la naturaleza, expulsa población del campo y aumenta la exclusión y el hambre en la ciudad.

Esta suerte de polarización en las posiciones -que tiende bien a endiosar, bien a demonizar a la soja- da cuenta de que el problema no está en las características de una leguminosa, ni tampoco en la investigación biotecnológica, sino en las relaciones de poder sociales, económicas e institucionales, que están "por detrás". Por esto, el problema de "soja si / soja no" implica el debate acerca de qué tipo de producción de alimentos, de usos de la tierra y ocupación del territorio, y qué modelo productivo y de sociedad queremos los argentinos. Este DOSSIER intenta mostrar algunos de los diversos y encontrados enfoques que alimentan este debate.

(...) En este escenario, al cabo de un período de tiempo indeterminado, el stock de recursos naturales, sufrirá una degradación (posiblemente irreversible), tanto en cantidad como en calidad, especialmente en los ecosistemas más frágiles. En estos momentos están disponibles y plenamente validados a nivel de campo, planteos productivos cuyos resultados superan a los que predominan actualmente, tanto desde el punto de vista medio ambiental, como de la rentabilidad. Estos planteos han sido adoptados por productores que han decidido priorizar la rentabilidad sustentable en el mediano plazo.

 

Fuente: “El INTA ante la preocupación por la sustentabilidad de largo plazo de la producción agropecuaria argentina”,. INTA, 4 de Diciembre de 2003.

  http://www.inti.gob.ar/sabercomo/sc16/inti4.php

 

 

 

 

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